INVESTIGADORES DE LA UNIVERSIDAD ARTURO PRAT DESARROLLAN EL PRIMER BIODIESEL DE LA ZONA NORTE DE CHILE
El equipo de investigadores del Departamento Ciencias del Mar de la Universidad Arturo Prat, conformado por Claudio Brieba Rodríguez, Winston Palma Sáez y Juan Pablo Díaz Vega, desarrollaron en sus laboratorios la primera muestra de Biodiesel obtenido en base a aceites vegetales en el norte de Chile.
Los investigadores explicaron que, si bien en este primer ensayo se usó una mezcla de aceites nuevos de soya y maravilla para montar y probar la técnica a microescala, también podrían usarse aceites de cocina y reciclarlos. Sin embargo, la idea del equipo es desarrollar una técnica que utilice microalgas oleaginosas como fuente de aceites, lo cual provocaría un fuerte impacto en la reducción de los costos de producción del biodiesel.
La producción de biodiesel no es algo nuevo, su historia se remonta a los años posteriores a la segunda guerra mundial, cuando paises como Alemania, Inglaterra y Estados Unidos iniciaron las investigaciones al respecto. El biodiesel es un combustible que se obtiene por la tras-esterificación de aceites. Su energía específica es 5% menor que la del petróleo de ciudad, pero su elevada lubricación compensa esta diferencia, por lo que el rendimiento energético de ambos combustibles es esencialmente el mismo, con la diferencia que el petróleo biológico
tiene un bastante menor costo de producción. Además, el biodiesel es significativamente más amigable con el ambiente, ya que sus rangos de elementos contaminantes son extremadamente bajos. Por ejemplo, tanto las emisiones de dióxido de carbono (CO2) como de dióxido sulfuroso (SO2) disminuyen en 100%. Además, el biodiesel es 100% biodegradable y su persistencia en la tierra es menor a 21 días. Finalmente, es importante señalar que es mucho más seguro que el petróleo común, ya que su punto de inflamación es de 150 ºC y su toxicidad es inferior a la de la sal común de mesa.
A nivel mundial, los países industrializados cuentan con esta fuente de energía, utilizando plantas ricas en aceites como materia prima, principalmente maravilla o girasol, soya y coco, usando cientos de hectáreas de terreno para los cultivos y sometiendo los procesos a los ciclos de cosecha. Si se usan microalgas como fuente de aceite, su alta productividad permitiría obtener cosechas diarias, lo que redundaría, entre otras cosas, en la reducción de aproximadamente 30% de los costos de producción del biodiesel.
En la actualidad, el quipo de investigadores está trabajando en un proyecto financiado por el Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico, FONDEF, organismo dependiente de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología CONICYT, el cual está desarrollando una nueva tecnología para el cultivo de microalgas basada en FTVH (fotobiorreactores tubulares verticales helicoidales) y que se usará para la producción de microalgas para consumo humano y de la materia prima necesaria para la obtención del biodiesel.
Los motivos que han llevado a este equipo de investigadores a incursionar en este proyecto se deben, entre otras cosas, al impacto del alza del precio de los combustibles, lo que hace imperativa la búsqueda de fuentes renovables de energía. A esto se suma el potencial que la microalgocultura representa para el desarrollo de la Región de Tarapacá, donde existen miles de hectáreas de terrenos que no pueden ser usadas para la agricultura tradicional, pero que sí podrían reverdecer y “florecer” con cultivos de microalgas.
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